La única forma de recorrer la vida es contigo.
- Clara Morales.
- 10 nov 2016
- 2 Min. de lectura

Pensaba que la única forma de recorrer la vida era contigo.
Castigaba a mis pensamientos cara la pared de tu casa
si no te pensaban,
y mis ojos me lloraban por dentro regando la locura que habíamos creado en exceso. Y tocó techo.
La cordura quedó a cargo de otros infelices,
y cuerda sólo me sentí cuando trepaste por mi ombligo
para meterme dentro tantos besos como quería entonces. Era el lugar estratégico por el que entrar al paraíso y
sin embargo, en otras curvas más abajo escribimos tu final y el mío.
Derrapamos, como si la lluvia que mojaba mis adentros
hubiera querido liberarse de tanta cárcel,
y decirme de una vez
que hay caminos que se (re)corren sola.
Nos llevaron en direcciones distintas
buscando cómo cerrar nuestras heridas,
pero no dejaban de sangrar y yo
temía que te curaran unas manos que no fueran las mías. Y así fue.
Maldito día en el que otros puntos cicatrizaron mi paso por tu piel,
todo se redujo a otros cardinales y yo… Quedé absorta en el olor de tu baile colgando de mi ombligo
con más cardenales que cardinales,
y tu norte cubriendo mis heridas
que no han sellado todavía.
Nos vendieron a la mentira,
nos rogaron una distancia que no había, ni la habría.
Nos contaron que valen más los motivos que los latidos,
los corazones helados que mal abrigados
y tacharon nuestros nombres
de cada uno de nuestros suspiros.
Qué culpa tuvimos si jamás creímos en sus cuentos,
si los cobardes son quienes creen que esconderse en silencio
calienta más que lo que bombea a lado izquierdo de mi pecho.
Qué sabrán entonces del bien y del mal,
si todos predican que saben amar.
Qué sabrán ellos si nosotros fuimos el latido sin motivos
y nos pusieron a sanar en la oscuridad
de quién busca la cura que no va a encontrar.
Piensan que la única forma de recorrer la vida es con motivos .
Pienso que la única forma de recorrer la vida es por latidos.
Contigo.
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